Actividades de fin de 1º Trimestre.
Escrito por VEGA DEL ESLA CRA, martes 11 de enero de 2022 , 11:10 hs

Aquí os dejamos las fotos de las actividades que hicimos el último día del 1º trimestre. Pinchando aquí podéis ver el resto. 



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  • Estefania Teran el miércoles 24 de septiembre de 2025, 12:19 hs

    Extintor o mejor BIE. ¿Qué elegir?

    La pregunta no es baladí. ¿Qué es mejor en caso de incendio: un extintor portátil o una BIE (Boca de Incendio Equipada)? El debate sigue vivo en pasillos de empresas, comunidades de vecinos y responsables de seguridad de centros públicos. En un tiempo donde los riesgos de fuego son una amenaza real, lo verdaderamente esencial es comprender que, más allá de la elección, lo importante es contar con equipos de protección contra incendios en la actualidad. Porque una chispa en el lugar equivocado, un cable mal aislado o una simple negligencia pueden desencadenar un desastre en cuestión de segundos.

    Extintor: el primer escudo frente al fuego

    El extintor ha sido, durante décadas, el compañero silencioso de oficinas, fábricas y hogares. Su función es clara: sofocar un conato de incendio antes de que se convierta en un problema mayor. Se trata de un dispositivo portátil, manejable, que permite a cualquier persona entrenada intervenir con rapidez. No es casualidad que se encuentre siempre visible, colgado en la pared, a la altura de la mirada. Su presencia tranquiliza, aunque rara vez nos detengamos a comprobar caducidad, presión o accesibilidad.

    En la práctica, un extintor puede salvar vidas en esos primeros minutos críticos. Su versatilidad es clave: los modelos de polvo ABC, por ejemplo, sirven para apagar fuegos de sólidos (Clase A), líquidos inflamables (Clase B) y gases combustibles (Clase C). Un abanico que lo convierte en aliado imprescindible en espacios con tráfico constante de personas y actividades diversas. De hecho, en muchas inspecciones de seguridad se comienza por verificar si hay un extintor disponible, correctamente señalizado y con revisiones al día.

    BIE: potencia y continuidad en la extinción

    La BIE, en cambio, juega en otra liga. No es portátil, no se traslada: se fija a la pared y se conecta de manera directa a la red de agua. En otras palabras, es un dispositivo diseñado para batallas más largas. Una boca de incendio equipada permite descargar agua de forma continuada, con un caudal que extingue y enfría simultáneamente. Su radio de acción es mayor, su resistencia también. Por eso se instala en grandes superficies, fábricas, naves industriales o centros comerciales, donde el riesgo y la magnitud del fuego potencial son mayores.

    Las BIE más comunes disponen de mangueras de 25 o 45 milímetros y unos 20 metros de longitud. El usuario debe desplegarla, conectar la boquilla y dirigir el chorro de agua. No es tan intuitivo como presionar una maneta de extintor, pero su eficacia es indiscutible en escenarios donde un simple aerosol de polvo químico no bastaría. Por eso, cuando los responsables de seguridad deciden instalar una BIE, no lo hacen pensando en un incidente menor, sino en emergencias donde la continuidad del suministro de agua es vital.

    Extintor o BIE: diferencias fundamentales

    Si algo conviene subrayar es que ambos dispositivos no son rivales, sino aliados. El extintor es ágil, inmediato, perfecto para controlar pequeños focos de fuego. La BIE, robusta, persistente, adecuada para combatir incendios de envergadura en estructuras complejas. Sus diferencias no radican en la eficacia, sino en el contexto.

    El extintor es más versátil en cuanto a los tipos de fuego. Los de polvo ABC combaten sólidos, líquidos y gases. La BIE, en cambio, solo puede con incendios de Clase A, es decir, materiales sólidos comunes como madera, papel o textiles. Aun así, en términos de caudal y resistencia, la BIE gana con holgura.

    De ahí que la normativa de seguridad obligue a instalar ambos en edificios públicos, centros educativos, hospitales o instalaciones industriales. La complementariedad es la clave. Apostar solo por uno sería un error estratégico en la planificación de la protección contra incendios.

    Costes y ubicación estratégica

    El precio es otro factor que entra en juego. Un extintor básico puede costar entre 10 y 200 euros, dependiendo del tamaño y del agente extintor. Una BIE, en cambio, supone un desembolso mayor: entre 150 y 300 euros, a lo que hay que sumar la instalación, que requiere conexión a la red de agua y fijación a la pared a una altura de al menos 1,50 metros.

    Pero más allá del coste inicial, lo importante es la ubicación. El extintor debe colocarse en zonas visibles, accesibles y cercanas a focos de riesgo. La BIE, por su parte, no debe estar a más de 50 metros de distancia de los lugares de tránsito de personas. Todo responde a una lógica sencilla: en una emergencia, cada segundo cuenta, y el acceso inmediato puede marcar la diferencia entre el control y la tragedia.

    Prevención: la primera línea de defensa

    Hablar de extintores y BIE sin mencionar la prevención sería quedarse a medias. Los equipos salvan vidas, sí, pero lo ideal es no tener que usarlos jamás. Por eso, toda empresa o institución debe contar con un plan de evacuación claro y difundido entre empleados y usuarios. La señalización de salidas, la iluminación de emergencia, los simulacros periódicos y la formación del personal son tan vitales como el propio dispositivo.

    La tecnología, además, suma aliados. Cada vez más compañías recurren a simuladores de realidad virtual para entrenar a sus trabajadores en situaciones de fuego. Con gafas y mandos, los alumnos aprenden a elegir el extintor adecuado según la clase de fuego y a manipular una BIE con la seguridad de quien ya lo ha hecho antes, aunque sea en un entorno virtual. De esta manera, la teoría se convierte en práctica, y el miedo se transforma en reflejo.

    El valor intangible de la seguridad

    Un incendio no distingue entre negocios rentables o modestos, entre casas llenas de recuerdos o naves impersonales. Arrasa con todo. Por eso, invertir en seguridad nunca es un gasto superfluo, sino una garantía de continuidad, de tranquilidad y de responsabilidad social. La imagen de una empresa que cuida a sus empleados, a sus clientes y a su patrimonio es también la de una organización que respeta la vida.

    En ese sentido, preguntarse si es mejor un extintor o una BIE es simplificar un debate que requiere una visión más amplia. La respuesta real no es “uno u otro”, sino “los dos y bien mantenidos”. La seguridad contra incendios no admite atajos. Cada herramienta cumple su función, cada dispositivo responde a un escenario distinto, pero todos, juntos, construyen la red invisible que nos protege frente al imprevisto.

    Más allá de la elección

    Extintor o BIE. Portátil o fijo. Polvo químico o agua a presión. Lo importante es no caer en la falsa dicotomía. Ambos son imprescindibles en un sistema de protección moderno y eficaz. El extintor gana en rapidez, la BIE en resistencia. Uno controla conatos, la otra combate incendios de mayor alcance. Juntos, representan el equilibrio perfecto entre inmediatez y permanencia.

    En un mundo donde el riesgo de incendios es cada vez más palpable —por la densidad de las ciudades, la complejidad de las instalaciones y la fragilidad de ciertos entornos—, la respuesta solo puede ser una: equiparse, formarse y prevenir. Porque la seguridad, al final, no es un lujo, sino una necesidad. Y esa necesidad comienza por una decisión sencilla: tener siempre a mano tanto un extintor como una BIE.